Gracias a vosotras existimos.
Nos habéis parido, alimentado, cuidado, educado, consolado... Os habéis entregado hasta el punto de, a veces, incluso renunciar a vuestra propia vida.
Todos hemos tenido una madre, una abuela, un ángel con forma de mujer que nunca pide nada y todo lo da. Jamás se os podrá devolver todo lo que habéis hecho. ¿Iguales que los hombres?, qué gran error!, sois infinitamente más, vuestro amor y dedicación no tienen límite...
Gracias infinitas, y mi deseo de que no sea necesario volver a celebrar vuestro día, sino que cada día lo sea, como cada día la vida es, pues vosotras sois la misma Vida encarnada en Mujer...
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