martes, 17 de marzo de 2020

¿Cómo y dónde está tu cabeza?

Pasamos la vida con el cuerpo en un sitio y la mente en cualquier otro menos donde está el cuerpo. Mente y cuerpo, cuerpo y mente son uno como la sombra y la luz, el yin y el yang, la cara y la cruz de la misma moneda.
Hoy, en este mismo instante en que lees esto, probablemente tu cuerpo está recluído en tu casa sin poder salir, pero ¿dónde está tu mente?, ¿dónde tu pensamiento? Tus emociones o sentimientos, no lo olvides, se originan de tus pensamientos conscientes o inconscientes, y si quieres conocer tu temperatura energética, si quieres saber si tu vibración es alta o baja, el termómetro que te lo indicará son tus emociones... ¿cómo te sientes: bien, mal, regular...? Esa es la prueba del algodón que nunca te engañará, no puedes estar enfadado, o temeroso, o preocupado, por ejemplo, y tener alta tu vibración.
¿Y por qué te digo todo esto?, pues muy sencillo: imagina un ventilador apagado y verás cómo cualquier cosa puede pasar a través de sus aspas, un papel, tu dedo, una mosca... ¿a que sí? Ahora ponlo en marcha y tal y como la energía le llegue comenzarán las aspas a girar tan deprisa que ni las podrás ver y nada podrá atravesarlas, a riesgo de que lo que se arrime, si tiene una fuerza menor, sea sesgado o expulsado bien lejos.
Pues lo mismo sucede con tu vibración. Cuando esta es baja todo puede entrar en tí, mientras que si vibras alto nada podrá afectarte, y si trata de entrar en contacto contigo será expulsado afuera rápidamente.
Es importante que tomemos medidas externas, lo cortés no quita lo valiente, es necesario aislarse, cuidarse, tomar lo que cada cual sienta que le ayuda o hace bien, pero la verdadera protección siempre, y en estos momentos que estamos viviendo con el COVID-19, es elevar nuestra vibración al máximo.
No somos solamente sangre, carne y huesos, somos energía conformada, somos el espíritu que habita este cuerpo, y como tal tenemos la obligación y la responsabilidad de cuidarlo, mimarlo, tratarlo bien, darle lo que necesita y evitar todo lo que le hace daño, y eso requiere que también, inexcusablemente, atendamos nuestra parte interna, nuestros pensamientos, nuestras creencias, que utilicemos una parte de este tiempo que se nos regala para revisar todo esto y cambiar lo que proceda, pues en caso contrario, aunque las aspas del ventilador estén muy lustrosas y engrasadas, si la energía no le llega cualquier cosa pasará a su través.
Aparte de usar el tiempo en entretenernos, dediquemos una parte, aunque sea pequeña, en entrar en nosotros para conocernos un poco más, en revisar nuestra vida interna y externa y, como consecuencia, clarificarnos y decidir qué cambios debemos hacer a partir de ahora. Este tiempo de reclusión, entre otras cosas, si lo aprovechamos bien es un gran regalo, no nos distraigamos tanto que simplemente matemos el tiempo como sea, pues con él podemos matarnos a nosotros mismos.
El tiempo es nuestro aliado, aprovechémoslo de una manera útil y hagamos caso de nuestro termómetro interno, nuestro sentir, para saber si vamos bien o hemos de cambiar algo, traigamos nuestra mente y nuestro pensamiento aquí, junto a nuestro cuerpo, unamos lo que no debe estar nunca separado y nada, absolutamente nada nos podrá afectar. Lo que esté unido nada ni nadie podrá separarlo. Esa es una buena medicina. Cuidad también vuestra parte interna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario